sábado, 12 de junio de 2010

Monserga para Platón

Recorriendo mi camino a diez milímetros del cielo, a cien centímetros de tierra. Correrán potrillos en el campo cuando las mariposas reposen sus alas en alguna flor para después con ellas revolotear al sentir la furia del galope.
Correrá el tiempo que es cómplice del destino... de ese envenenado destino.
Levanto la mirada al cielo y descubro el silencio, me acaricia el viento y me susurra el llanto que trae con él, veo el ave que viaja abrazando la libertad, pronta entrega la monserga para Platón, observo a dios... compartiendo su abandono.

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